Francisco de Sande, la leyenda del doctor sangre
Francisco de Sande era un funcionario al servicio del rey Felipe II. Le sirvió a lo largo del imperio más de 12 años. Empezó su carrera como fiscal en 1567 en México. En el litigio contra Martin Cortes Zúñiga II, Marques de Oaxaca e hijo de Hernán Cortés, y los demás encomenderos rebeldes a los que ajustició prácticamente a todos. Años más tarde participó en la pacificación y represión de los indios chichimecas. Eran tribus nómadas que vivan en el norte de México, conocido como Nueva Galicia. Los chichimecas lograron poner en jaque el poder español en el territorio. En esta guerra se hizo un tratado que justificada las intervenciones militares sobre los nativos en los territorios de Nueva España.
En 1575 sale de México rumbo al otro lado del pacífico. Las Islas Filipinas estaban recién conquistadas unos años antes por Miguel López de Legazpi a quien ya conocía de su estancia en México y que murió poco antes de su llegada. Francisco de Sande era uno de las administradores de la nueva capitanía general de Filipinas. Esta capitanía comprendería los territorios de las mismas islas más el archipiélago de Palaos, las islas Carolinas, Marshall, Marianas y partes de las islas Gilbert. En Filipinas también encargó la pacificación de las islas y se aventuró en nuevos proyectos. Propuso la toma de Borneo en incluso le propuso al rey la invasión de China, que fue rechazado.
Después de una breve estancia en México regresa a España donde reside unos años y se casa. En 1594 regresa a América como presidente de la Audiencia de Guatemala. Después pasa en 1596 a Nueva Granada (actual Colombia) como Presidente de Real Audiencia de Santa Fe y Gobernador y Capitán General de Nueva Granada.
Fue en este cargo donde Francisco de Sande donde se empleó con severidad hasta el punto que empezaron a conocerlo como “Doctor Sangre”. Fueron famosas sus enemistades con otros cargos de la época como el arzobispo de Santa Fe. Le acusó de injusticias en sus cargos y de ser religiosamente irreverente. Ante estas acusaciones el consejo de Indias envió al visitador Andrés Salierna de Mariaca, un hombre con fama de ser justo e incorruptible.
El visitador se encargaba de realizar el juicio de residencia. Era un procedimiento judicial que revisaba las actuaciones del funcionario y se comprobaban las acusaciones en su contra. El rey lo nombró directamente y servía para controlar a los funcionarios del imperio.
Durante el juicio de residencia, corrió el rumor de que el visitador había sido corrompido con plata para que Francisco de Sande saliera ileso del juicio. Esto enervó al visitador hasta el punto que enfermó y solo logró decir que él era no se corrompía. Emplazó al doctor sangre a un juicio ante Dios en el plazo de 6 días, dicho esto, el visitador Andrés Salierna de Mariaca cayó muerto.
El doctor sangre se sintió aliviado por la muerte del visitador, pero a partir de ese momento empezó sentirse indispuesto y enfermó. Nadie sabe que le ocurrió pero todos sabían lo que dijo el visitador y una vez pasados los seis días, Francisco de Sande, el doctor sangre también falleció. Cuenta también la leyenda que en el momento de su fallecimiento hubo una gran tormenta.
Aunque todo es un misterio la causa podría ser una comida que hubo varios días antes en que estuvieron ambos y varios comensales murieron durante los siguientes días.
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