Vicuñas, la guerra de la nación vasca en el imperio español

La Villa Imperial de Potosí, fundada en 1545 en torno al cerro rico, un depósito de plata y estaño. Era una gran ciudad donde llegaban colonos de distintas partes de la península. Estos colonos solían formar comunidades dependiendo de su origen, que principalmente eran vascos, extremeños, castellanos y andaluces. A estas comunidades se les denominaba nación.

También coexistían con indios, mestizos y las primeras generaciones de criollos, aunque todavía no tenían También coexistían con indios, mestizos y las primeras generaciones de criollos, aunque todavía no tenían mucho poder. Desde su fundación la villa de Potosí fue la más rica ciudad de América, también la más poblada. En los años veinte del siglo XVII empezó una crisis debido a bajada de los volúmenes de producción. Una disminución del número de los indios reclutados para el trabajo forzado a través de la mita, la mano de obra más barata, provocó una reducción sensible de la rentabilidad. Esto creó una rivalidad entre las diferentes comunidades de españoles por el control de las minas de plata y las cuotas de mitayo. Estas cuotas eran indios que estaban sometidos al trabajo en la mita y que dependían de un empresario español que generalmente los solía alquilar a otras minas para sacarles más beneficio explotándoles así hasta la muerte.

Potosí dependía administrativamente de Lima, y de allí llegó el Contador General, Alonso Martínez, en el cargo de Visitador General de las reales Cajas. Su misión era simple, recortar ingresos locales para aumentar los ingresos de la Corona. Lo necesitaba porque cada vez más metida en la guerra de religión en el Viejo Continente. El visitador estuvo cinco años en Potosí para irritación general.

Desde hacía tiempo la nación vasca empezó a progresar eficazmente en la Villa Imperial. Muchos de sus miembros pertenecían a la corona y se repartían los cargos entre ellos. Eso conlleva a que las mejores minas se las quedaban ellos. Poco a poco se fueron haciendo con el poder político y económico de la ciudad. Estos se granjearon la envidia y enemistad de las demás naciones. Además hacían ostentación de poder y empezaron a tratar con desprecio de las demás comunidades.

Empezaron las trifulcas, las riñas nocturnas hasta que en la madrugada de junio de 1622. Mataron a Juan de Urbieta enfrente de la casa de otro vasco, Francisco de Oyanume. Esto inició la guerra entre la facción de los vascos y las vicuñas, que eran el resto de comunidades llamados así por que usaban sombreros de lana vicuña para diferenciarse de los vascos.

Ambos bandos se echaron a la calle a pelear, unos gritaban: ¡Viva el Rey! ¡Mueran los vizcaínos! , mientras los otros gritaban: El que no responda en vascuence ¡Muera!.

La guerra parecía ganada por las vicuñas, que obligaron a los vascos a abandonar la villa imperial y establecerse en la vecina La Plata (la actual Sucre). Pero los vascos pidieron auxilio a sus diputaciones provinciales en España que elevaron la queja hasta el mismísimo Rey Felipe III. En Potosí el bando vicuña estaba cada vez más dividido entre las comunidades que  lo formaban. Su perdición fue atacar la casa del corregidor, se entendió como un ataque a la corona. El bando vicuña fue convertido en bandido perseguido por las autoridades y sus cabecillas ejecutados.

Vuelta a la normalidad, los vascos regresaron a Potosí y retomaron el poder, pero la ciudad ya entró en declive.